10/20/2010

España se suma a una 'caza' de 'sin papeles' coordinada por la UE

Esta semana se intensificarán los controles a inmigrantes en trenes y autobuses
El Mundo, OLGA R. SANMARTÍN FERNANDO LÁZARO / Madrid , 2010-10-19
De nuevo, Interior sale a la caza del sin papeles. De nuevo, ordena la busca y captura de los inmigrantes en situación irregular. Esta vez, dentro de una acción conjunta coordinada por la UE.
Durante una semana desde el pasado viernes hasta el próximo la Policía Nacional está desarrollando la operación Hermes, encaminada a la identificación y expulsión en toda Europa de extranjeros sin documentación en regla. Agentes de las unidades de intervención y de seguridad ciudadana tienen de nuevo entre sus prioridades actuar contra los sin papeles. Interior enmarca esta operación en una actuación más global a nivel europeo. Las fuentes consultadas argumentan que las instrucciones emanan de la Presidencia de la UE, en Bélgica, y afectan a todos los países miembros.

Según la web oficial de la Presidencia belga, la «operación conjunta» Hermes persigue «establecer una más detallada y completa imagen de las rutas de la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos en el espacio Schengen, en colaboración con los países que no forman parte de este área, con el fin de extraer eventuales conclusiones políticas en el futuro».

Esta iniciativa, según la UE, se desarrolla en dos fases. En la primera, que ya ha finalizado, los estados miembros aportaron estadísticas que fueron analizadas con el fin de esbozar un mapa de Europa en el que estuvieran trazadas las rutas de la inmigración ilegal. En la segunda fase, la policial que se desarrolla esta semana, «un número de acciones coordinadas a gran escala serán organizadas de forma simultánea en todos los países participantes, para probar las estadísticas de la primera fase a través de la experiencia práctica».

Fuentes policiales españolas recuerdan que, durante el mandato de España en la UE, se puso en práctica una actuación similar, la operación Carlomagno. Entonces, era una actuación contra delincuentes. Ahora se trata de inmigrantes. No han cometido ningún delito, ya que en España, a diferencia de Italia, no tener la documentación en regla es sólo una falta administrativa.

Durante esta semana, los efectivos policiales revisan trenes y autobuses, fundamentalmente, a la busca y captura de los sin papeles.

A Patricia, por ejemplo, la apresaron el pasado viernes en un autobús interurbano de Madrid a Oviedo. Esta argentina de 37 años, diseñadora de joyas de artesanía (su firma tiene página en Facebook), se desplazaba acompañada de su novio. Los dos residen en la capital: ella desde hace cuatro años y medio, sin papeles; él desde hace 15 años, con ellos. Habían cogido el autocar porque quieren montar una tienda en un centro comercial de la capital asturiana. Pero, a la altura de Mieres, el vehículo paró. Subieron unos policías y fueron pidiendo la documentación de forma aleatoria. Le tocó el turno a Patricia y a su novio. Ella no enseñó su pasaporte, porque tenía el visado caducado. La bajaron del vehículo. Después de aquello, no siguieron identificando a gente. El autobús siguió su ruta.

«Me dijeron muy amablemente que les tenía que acompañar a comisaría. Me explicaron que mi detención formaba parte de un operativo llamado Hermes, que venía de Bruselas, que duraba una semana y que les habían ordenado subirse a trenes y autobuses y conseguir el mayor número de inmigrantes posible», cuenta Patricia, ya libre (pero con una orden de expulsión) en Madrid. «Me dijeron también que al principio no iban a pedirme los papeles porque ‘pasaba por española’, que iban a por mi novio, porque tenía aspecto de extranjero. Mi novio, ¿sabes?, es oscuro de piel».

«Cuando vieron que mi novio sacó su tarjeta de residencia, pensaron en un principio que yo también la tenía. Eso me dijeron. Luego vieron que no y yo creo que les dio un poco de pena. ‘Ojalá no te hubiera conocido en estás circunstancias, sino tomando un café’, me dijo uno de ellos. Eran buena gente, me trataron bien», añade Patricia.

Pero eso no la libró de pasar seis horas y media en el calabozo. Patricia tuvo que orinar en el plato de lentejas que le dieron para comer porque no aguantaba más las ganas y no había nadie cerca a quien avisar. No tenía luz en la celda, sólo la del pasillo. Se moría de frío.

«Desde el viernes me pongo a llorar cada rato. Te sentís como que hiciste algo malo, como si hubiera robado o matado, y no es así. Es lo más denigrante que le puede pasar a una persona. No quiero ni imaginar lo que son los centros de internamiento de extranjeros…», se lamenta Patricia. «Yo entiendo que esto es parte de la crisis económica, que la gente nos culpa a los extranjeros de que no haya trabajo, pero, cuando vine a España, jamás pensé que podían llevarme detenida».

Cuenta Patricia que oyó que los agentes contaban cómo sus superiores «les felicitaron porque habían cogido a más de una decena de personas en la estación de trenes».

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