El Mundo, , 2010-07-26
Este verano, los inmigrantes que viven en Madrid pueden viajar tranquilamente en el Metro, ir al locutorio sin preocuparse, acudir al centro de salud sin tener que mirar de un lado a otro y pasear por la calle sin la sensación de que en cualquier momento pueden ser detenidos. La Policía ha sacado la bandera blanca en la guerra contra la inmigración clandestina y ha suspendido la caza de sin papeles.
Así lo afirmaron a este periódico fuentes policiales, que explicaron que el motivo de esta tregua es que no hay suficientes efectivos para localizar, identificar y arrestar a extranjeros que no tienen la documentación en regla.
Por un lado, un tercio de la plantilla se encuentra de vacaciones. Por otro, los agentes que se han quedado trabajando en Madrid han estado volcados en otras tareas más urgentes, como la seguridad en torno a la celebración, el pasado día 12, de la victoria española en el Mundial de Fútbol y el operativo desplegado por la reciente huelga de Metro.
A todo esto hay que sumar las circunstancias propias del verano, que requieren de personal en las comisarías para la tramitación de denuncias o la elaboración de pasaportes.
Así que la operación anti sin papeles iniciada por Interior, que su titular Alfredo Perez Rubalcaba siempre ha negado, que se ha desarrollado durante los últimos dos años en las principales ciudades españolas, se da ahora una pausa en Madrid, para alivio de la mayoría de los agentes, que no están de acuerdo con este tipo de redadas masivas.
Los funcionarios policiales están en contra de perder el tiempo deteniendo a personas que no han cometido ningún delito, más allá de la falta administrativa que supone no tener papeles. Y más cuando estas tareas les quitan tiempo para dedicarse a lo realmente importante: perseguir la delincuencia y el crimen organizado.
Las mismas fuentes aseguran que los agentes se han llegado a quejar de que, con el ritmo de trabajo que han seguido en los últimos dos años, ya tienen a todos los inmigrantes irregulares de la ciudad identificados y, cuando paran a uno por la calle, se encuentran con que, en la mayoría de los casos, ya está fichado.
Durante el año pasado, la Policía identificó en Madrid a 445.000 inmigrantes. Si se tiene en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, en 2009 vivían en la ciudad 492.541 extranjeros con y sin papeles mayores de 16 años, la conclusión es que ya está identificada casi la totalidad de la población inmigrante residente en la capital, tanto la que se encuentra en situación regular como la que está en situación irregular.
La situación es parecida en el resto de España, donde las comisarías también buscan el objetivo de dar una imagen firme ante la inmigración irregular.
Así lo afirmaron a este periódico fuentes policiales, que explicaron que el motivo de esta tregua es que no hay suficientes efectivos para localizar, identificar y arrestar a extranjeros que no tienen la documentación en regla.
Por un lado, un tercio de la plantilla se encuentra de vacaciones. Por otro, los agentes que se han quedado trabajando en Madrid han estado volcados en otras tareas más urgentes, como la seguridad en torno a la celebración, el pasado día 12, de la victoria española en el Mundial de Fútbol y el operativo desplegado por la reciente huelga de Metro.
A todo esto hay que sumar las circunstancias propias del verano, que requieren de personal en las comisarías para la tramitación de denuncias o la elaboración de pasaportes.
Así que la operación anti sin papeles iniciada por Interior, que su titular Alfredo Perez Rubalcaba siempre ha negado, que se ha desarrollado durante los últimos dos años en las principales ciudades españolas, se da ahora una pausa en Madrid, para alivio de la mayoría de los agentes, que no están de acuerdo con este tipo de redadas masivas.
Los funcionarios policiales están en contra de perder el tiempo deteniendo a personas que no han cometido ningún delito, más allá de la falta administrativa que supone no tener papeles. Y más cuando estas tareas les quitan tiempo para dedicarse a lo realmente importante: perseguir la delincuencia y el crimen organizado.
Las mismas fuentes aseguran que los agentes se han llegado a quejar de que, con el ritmo de trabajo que han seguido en los últimos dos años, ya tienen a todos los inmigrantes irregulares de la ciudad identificados y, cuando paran a uno por la calle, se encuentran con que, en la mayoría de los casos, ya está fichado.
Durante el año pasado, la Policía identificó en Madrid a 445.000 inmigrantes. Si se tiene en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, en 2009 vivían en la ciudad 492.541 extranjeros con y sin papeles mayores de 16 años, la conclusión es que ya está identificada casi la totalidad de la población inmigrante residente en la capital, tanto la que se encuentra en situación regular como la que está en situación irregular.
La situación es parecida en el resto de España, donde las comisarías también buscan el objetivo de dar una imagen firme ante la inmigración irregular.
El año pasado, sólo en Madrid, los controles de inmigrantes se reforzaron con 1.107 nuevos agentes. Actualmente, en la ciudad hay unos 11.000 efectivos destinados a tareas de seguridad ciudadana, policía científica, oficinas de denuncias, extranjería… Las fuentes consultadas dicen que es imposible cuantificar el número de funcionarios que se encargan de estas redadas masivas. «No hay un equipo fijo», explican, «por la mañana hacen una tarea y por la tarde realizan otra».
Ahora, cuando llegan las vacaciones y otras contingencias, la cacería tiene que suspenderse. Las redadas masivas, eso sí, se reanudarán entre finales de agosto y principios de septiembre. Entonces las personas que no tengan documentación tendrán que volver a esconderse.
'Pateras policiales': peor que furgones de ganado
Los inmigrantes detenidos son llevados en vehículos «que no cumplen los mínimos de la UE para el traslado de animales»
El Mundo, , 2010-07-26
La crisis económica ha llegado también a los equipamientos policiales. En concreto, a los vehículos que los agentes ya conocen coloquialmente por el nombre de pateras policiales. Son las furgonetas que utilizan las Fuerzas de Seguridad para trasladar de un sitio a otro a los inmigrantes indocumentados.
Los extranjeros son obligados a viajar cientos de kilómetros hacinados en claustrofóbicos cubículos apenas ventilados, sin llevar el cinturón de seguridad puesto y en una «situación potencial de grave riesgo».
Lo ha denunciado el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que, en un escrito dirigido el pasado día 15 al Consejo de Policía, se queja de que la Jefatura Superior de Policía de Valencia «dispone el traslado de inmigrantes en vehículos celulares que no cumplen los mínimos requisitos exigidos en la UE para el traslado de animales».
«Ni en ventilación, ni en espacio, ni en garantía antideslizamientos y golpes, los vehículos en los que son traslados los inmigrantes en España, al menos desde Valencia, serían aceptados en la UE para el traslado de vacas, cerdos o cabras», valora el sindicato mayoritario de los policías (con 30.000 afiliados).
La tortura se prolonga durante horas: «Los inmigrantes viajan sentados en asientos metálicos, sin ningún tipo de sujeción, y así hacen 160, 300 y 600 kilómetros, según vayan a Alicante, Madrid o Ceuta», relatan los agentes, que tampoco salen muy bien parados en estos viajes.
Así, los propios policías tienen que viajar «en un asiento que tampoco tiene cinturón de seguridad y junto con el equipaje de los inmigrantes, compartiendo un mismo habitáculo con ellos y los enseres, todos en situación potencial de grave riesgo».
Prueba de la desidia que rodea al mantenimiento de estas furgonetas es que ni siquiera llevan chalecos reflectantes o linternas para casos de avería. Los responsables de estas unidades admitieron, según el SUP, que estos utensilios se perdieron en una ocasión y no han vuelto a reponerse. Y es que a veces el presupuesto no da más de sí. Aunque sea a costa de la seguridad.
El Mundo, , 2010-07-26
La crisis económica ha llegado también a los equipamientos policiales. En concreto, a los vehículos que los agentes ya conocen coloquialmente por el nombre de pateras policiales. Son las furgonetas que utilizan las Fuerzas de Seguridad para trasladar de un sitio a otro a los inmigrantes indocumentados.
Los extranjeros son obligados a viajar cientos de kilómetros hacinados en claustrofóbicos cubículos apenas ventilados, sin llevar el cinturón de seguridad puesto y en una «situación potencial de grave riesgo».
Lo ha denunciado el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que, en un escrito dirigido el pasado día 15 al Consejo de Policía, se queja de que la Jefatura Superior de Policía de Valencia «dispone el traslado de inmigrantes en vehículos celulares que no cumplen los mínimos requisitos exigidos en la UE para el traslado de animales».
«Ni en ventilación, ni en espacio, ni en garantía antideslizamientos y golpes, los vehículos en los que son traslados los inmigrantes en España, al menos desde Valencia, serían aceptados en la UE para el traslado de vacas, cerdos o cabras», valora el sindicato mayoritario de los policías (con 30.000 afiliados).
La tortura se prolonga durante horas: «Los inmigrantes viajan sentados en asientos metálicos, sin ningún tipo de sujeción, y así hacen 160, 300 y 600 kilómetros, según vayan a Alicante, Madrid o Ceuta», relatan los agentes, que tampoco salen muy bien parados en estos viajes.
Así, los propios policías tienen que viajar «en un asiento que tampoco tiene cinturón de seguridad y junto con el equipaje de los inmigrantes, compartiendo un mismo habitáculo con ellos y los enseres, todos en situación potencial de grave riesgo».
Prueba de la desidia que rodea al mantenimiento de estas furgonetas es que ni siquiera llevan chalecos reflectantes o linternas para casos de avería. Los responsables de estas unidades admitieron, según el SUP, que estos utensilios se perdieron en una ocasión y no han vuelto a reponerse. Y es que a veces el presupuesto no da más de sí. Aunque sea a costa de la seguridad.
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